Las historias de Genealogía mamushkas son una familia en la que cada cuento funciona como uno de sus miembros; y es a través de ellos o en torno a ellos que conocemos otras historias desarrolladas dentro de la historia troncal. El narrador es, a la vez que testigo, nuestro guía para adentrarnos en esas sub(t)ramas. Con dedicados mecanismos que se repiten como estribillos, este narrador-personaje atraviesa todo el libro para convertirse en el protagonista del último cuento, al recordar y resignificar una historia de la infancia que había quedado enterrada en el olvido. Todas las ramas brotan hacia el misterio y el extrañamiento y se nos comparten tal cual las viven los personajes: llenas de baches que nadie se ocupa de llenar y que quedan sin completarse al no existir quien insista en saber la verdad última. Nos quedamos reproduciendo esas preguntas que el mismo narrador parece quedar haciéndose. Un déjà vu de lo que sucede con todas las historias familiares heredadas de generación en generación, engordadas de verdades parciales, perspectivas, mentiras y omisiones.